miércoles, 29 de junio de 2011

cuentos simplemente



Hola, disculpe por mi intromisión y mi elevado volumen de voz pero creo que nos conocemos.
Hola otra ves, no quiero parecer insistente pero no hallo la manera de sacarlo de mi mente.
Hola, si, entiendo que esto parece una broma y yo una niña haciendo el ridículo pero debe de saber que pienso en usted.
Hola, se que es muy tarde y que yo para usted solo soy una perdida de tiempo pero necesito que me escuche.
Hola, esta bien, lo lamento y haría cualquier cosa para remediarlo, solo deme una oportunidad.
...
Hola, sabe usted? soy infeliz desde su partida, me cubro los ojos para no ver lo sola que me siento sin usted, y tapo mis orejas para no escuchar las respuestas de la gente, solo escucharía las suyas, y las anhelo. He visitado ese anden todos los 15 de agosto esperando encontrar respuestas, me he sentado en aquella banca a mirar el atardecer con mi vestido rojo y mis zapatos de misa, me he topado con sombras moribundas que me han dicho que usted solo vive en mi cabeza, en los recuerdos, pero yo se que usted esta ahí, losé, por que aveces mi corazón late mas deprisa, mi mente se queda en blanco y entre el ruido de la gente puedo escuchar su voz, sus risas y el sonido que hacen sus zapatos al caminar.

Hola, la verdad es que no se por que le estoy llamando si he perdido todas las esperanzas de encontrarle, a usted o a su perdón. He llorado, he sufrido y he esperado mucho, y hoy siento la necesidad de descansar. Si realmente usted se encuentra ahí quiero hacerle saber que deseo toda la felicidad del mundo en su vida y si no esta, entonces está decisión que he de tomar es lo mejor...


Una semana después...

Hola Señorita, he escuchado sus recados en la contestadora, siento haberla hecho esperar tanto, señorita cuan equivocada esta usted, el amor borra cualquier herida y la cicatriz no tiene ninguna importancia. Ho señorita la espera ha sido desgarradora pero el tiempo nos ha sabido unir nuevamente.

Hola señorita puesto que no ha respondido iré en su búsqueda, las ansias por volver a verle me carcomen por dentro, solo espero que no sea demasiado tarde bella señorita.

Hola... Creo que le amo.



... Aquel hombre volvió a aquel anden, aquel hombre llevó rozas a aquella banca, aquel hombre siguió llamando a aquel teléfono, pero no halló nada, aquel hombre entendió que ya era tarde y espero los mismos 7 años, y derramo la misma cantidad de lagrimas y sufrió tanto como aquella señorita... y tomó aquella misma decisión que su amada y el final del cuento nunca se sabe, pero muchos coincidimos en nuestra presunción.

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