viernes, 23 de septiembre de 2011

carmilla




La noche se hace eterna, las criaturas de la oscuridad salen a buscarme y debo esconderme en mi mente. Por momentos no respiro, no pienso, no siento, la llamo a ella. Ella toma mi cuerpo y lo convierte en belleza, sus ojos tienen un brillo diferente, en su mirada nunca hay temor, ella los aleja pero se lleva muchas cosas a cambio de mi seguridad. Así pasa el tiempo, así espero pendiente del reloj hasta la hora del crepúsculo, cuando todo se vuelve color tranquilidad, cuando por fin somos capaces de ser dos en un mismo cuerpo y no hay nada que nos pueda vencer.

Cada noche y cada mañana es lo mismo, cada miedo, cada rostro, cada llanto. He aprendido a perder el temor, hoy solamente intento cuidar lo que alguien alguna ves me otorgo entre tantos, se que aún no es la hora, por eso le llamo cada noche, y ella acepta y luego se va flotando con sus manos llenas. Solo espero que cuando por fin logremos estar juntas para siempre no halla acabado con todo lo que soy...