Todo el tiempo nos pasa, una y otra ves, planificamos ese momento en el qe debamos dar la cara, ya sea para bien o para mal, estudiamos y repasamos lo que diremos, la mueca que haremos, el gesto que sabemos que detesta o la sonrisa irónica que hiere a cualquiera. Nos prometemos de que seremos fuertes, que no saldremos corriendo, engañamos a nuestra mente haciéndola creer que no merece nuestras lagrimas, pero quien dicta al corazón? hasta hoy nadie a encontrado la manera de controlarlo, y muchas veces eso es digno de agradecer.
Lo que no se dice, lo que quisiste escupirle, lo que tu interior no dejó salir suele ser la vil mentira, el desahogo inconsciente, la ira sin fundamento o el intento de venganza y hacer sentir mal que puede que funcione pero que se comparte, pues no hay un te odio verdadero sin un lamento ni un ya no me busques sin agachar la mirada. No hay un te amo sin una sonrisa y un quédate conmigo sin un brillo en los ojos. Eso, es la verdad que no se dice, que se descubre, que siempre esta a la vista para el que de verdad quiere ver.
